domingo, 9 de noviembre de 2008

PECADO DE AMARTE




Tenía los pies helados
mientras tu cuerpo
se quemaba en ese fuego lento sin llamas,
cuyo resplandor
hacía arder las mentiras pegadas a mi boca.

Vacías y distantes en el frío convento
cerradas las celdas,
recogiendo secretos.

Acongojadas noches sacudiéndome los deseos
esencia de besos no entregados
acariciantes, sombríos,
negros y ocultos
en velos de anhelos proclamados de mi vida.

Boca de fuego, lenguas quemantes...
-pecado de amarte-

Cada vez que abría los pesados párpados
el adiós amenazaba con ahogarme
pero de eso tú eres el culpable
y yo...

¿Soy culpable?
¡Sí!
De abrigar inquietantes secretos
de sentir enclaustrados roces de tus manos
de ese cielo que en imperio de escarchadas frases
gritaban en secretos vanos
(los deseos ahogados en besos)


Alma Cervantes

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